martes, 6 de noviembre de 2012

TRABAJO PRÁCTICO: Poder germinativo de las semillas de lechuga


Ensayo: Poder germinativo de semillas de lechuga.

Inicio: 19/10/2012 – 17 hs.

Finalización: 22/10/2012 – 18:30 hs.

Objetivo: Verificar el poder germinativo.

Materiales
- Agua destilada
- Bandejas con tapa bisagra servilletas de papel
- Lupa
- Pinza
- Pizeta
- Semillas de lactuca sativa (lechuga)




Fundamento teórico
Una semilla contiene en su interior el embrión que es el esbozo de la futura planta. Ese embrión se mantiene con vida durante un lapso variable según la especie de planta, que varia desde unos pocos días hasta 200 años como máximo. 
El embrión permanece en un estado latente, y en este estado el consumo de oxígeno y de alimento es reducido al mínimo. La semilla ha germinado cuando este embrión  latente reanuda su crecimiento rápido. Este pasaje a crecimiento rápido y activo es favorecido por factores como el agua, oxígeno y una temperatura determinada.
Lactuca sativa, la lechuga, es una planta propia de las regiones semi-templadas, que se cultiva con fines alimentarios. Debido a las muchas variedades que existen, y a su cultivo cada vez mayor en invernaderos, se puede consumir durante todo el año.
La lechuga soporta más las temperaturas elevadas que las bajas. Como temperatura máxima tendría los 30 °C y como mínima puede soportar hasta –6 °C. 
Para su cultivo, la humedad relativa conveniente es del 60 al 80%. Prefiere suelos ligeros, arenoso-limosos y con buen drenaje. El pH óptimo se sitúa entre 6,7 y 7,4. 
Esta planta es muy exigente en potasio y al consumir más potasio va a absorber más magnesio, por lo que es necesario equilibrar esta posible carencia al abonar el cultivo. También es muy exigente en molibdeno durante la primera etapa del desarrollo.

El poder germinativo de la semilla es la relación entre la cantidad de semillas germinadas y la cantidad de semillas analizadas a una temperatura de 24°C con humedad suficiente.


Para verificar un buen poder germinativo se debe obtener un 90% aproximadamente.

Procedimiento (faltan imágenes)
1. Se seleccionan 50 semillas de lechuga.

2. En la base de la bandeja con tapa bisagra, se colocan servilletas de papel humedecidas con agua destilada.

3. Se disponen de manera espaciada las semillas elegidas en la bandeja.

4. Se cubren las semillas con servilletas de papel también humedecidas con agua destilada.

5. Una vez cerradas las bandejas, se las coloca en bolsas de plástico, y estas en una caja de cartón cerrada.

6. Se resguarda la caja de la luz en una habitación oscura.
7. Se deja germinar por 72 hs. aproximadamente.









Resultados obtenidos
Como resultado de este ensayo, 49 de las 50 semillas en estudio germinaron.  Es decir:

Lo que verifica que las semillas poseen un muy buen poder germinativo.


Bibliografía
- Zarzur, Pedro. Biología 1. Escuelas de educación técnica. Editorial  Plus Ultra. Cuarta edición.  1981.

1 comentario:

  1. Algunas reflexiones sobre el “ser docente”.
    Ser docente es mucho más que estar al frente de una clase. Mucho más que preparar actividades y evaluar alumnos.
    Ser docentes es un trabajo, pero es también mucho más que eso.
    Es un arte y una vocación. Un arte porque permanentemente debemos ajustar estrategias y cambiar el rumbo, porque trabajamos con personas. Los estudiantes son personas a veces rebeldes, a veces colaboradoras, muchas veces críticas. Personas que nos interpelan, que nos evalúan todo el tiempo, y que esperan que nosotros modifiquemos algo en sus vidas. Personas que nos enseñan. Por eso digo que la docencia es un arte, porque no nos sirven las fórmulas preestablecidas. En esa relación dialógica que se da entre docente y estudiantes, todos nos transformamos, todos aprendemos, todos crecemos.
    Y una vocación, porque la llevamos adelante contra viento y marea, aún –muchas veces- contra la indiferencia de nuestros estudiantes, contra el desasosiego que nos produce que nuestra profesión no sea reconocida como creemos que debería serlo, contra el cansancio que nos produce ir de un lado a otro cargando nuestro maletín repleto de saberes, libros y apuntes.
    Pero sobre todo la docencia es un compromiso. Porque implica adoptar una actitud ética. Requiere de quienes la ejercen madurez intelectual y emocional. Sensibilidad para comprender las dificultades de los demás (y las propias). Adoptar una posición definida y crítica sobre los problemas del entorno, lo que implica salirnos, ir más allá de nuestras propias disciplinas. Implica el compromiso de promover la búsqueda de la verdad, aunque ella sea como el horizonte que nunca se termina de alcanzar. Implica reconocer que para ser “enseñantes”, necesitamos adoptar una actitud de humildad cognoscitiva, y estar dispuestos a aprender permanentemente.
    El compromiso de ser docentes, es un compromiso intelectual (de formación permanente), un compromiso con la cultura (que requiere asomar la cabeza más allá de las cuatro paredes del aula) y una responsabilidad ética.
    A partir de hoy les soltamos la mano, pero sólo para que puedan largarse a volar. Un gusto enorme haber compartido la experiencia de enseñar y aprender junto a ustedes.
    Nos seguimos viendo.

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